Mina de wolframio de Cabeza de Líjar
La cita
era a las once de la mañana en el Alto del León y casi todos acudimos
puntuales a ella, Carolina nos estaba esperando y tras hacer las
presentaciones y recibir las primeras explicaciones de la jornada,
fuimos entrando a por ese segundo desayuno en el Bar del Alto del León,
otros quedaron fuera preparando los materiales.
A las once y media la caravana de vehículos partía hacia la mina por la
pista forestal en dirección a Peguerinos. El estado del piso y los
tremendos baches ralentizaban la marcha, lo que nos permitía disfrutar
de las maravillosas vistas, por fin llegamos a la explanada Collado de
la Mina y Carolina empezó a deleitarnos con su clase de geología. Los
niños no perdían detalle de las explicaciones, aprendieron como funciona
un carburero, olieron el carburo, como se obtiene el acetileno añadiendo
agua y por fin la combustión del gas que enciende la llama. Nos habló
también del wolframio y sus usos, del tungsteno y las bombillas, del
mineral que íbamos a encontrar, la crisocola, de su formación con el
cobre y el silicio con agua, de la mina y de como el wolframio aparece
en los filones de cuarzo y de muchas cosas más que todos escuchábamos
con gran interés.
Por fin llegó el momento de descender a la mina, de introducirnos en el
interior de la tierra, de sentirla, verla y escucharla, como decía
Carolina éramos unos privilegiados y así nos sentíamos. En la bocamina
nos pusimos las botas de agua y los cascos, los más valientes se
calzaron con sandalias de agua, y alguno quedó fuera para ceder sus
botas a un amigo. Carolina dio las últimas recomendaciones y nos
presentó a los moradores de la mina, los mosquitos que probablemente
encontraríamos y los murciélagos. Fue la primera en entrar y todos
fuimos tras ella, el agua cubría la entrada y estaba fría, los mosquitos
vinieron a saludarnos y alguno los probó.
Pronto la primera parada, las primeras crisocolas habían sido
localizadas por los niños, nos agachamos en silencio para disfrutar del
paisaje de la bocamina desde dentro. Carolina nos iba explicando como se
excavaba y extraía el mineral y aprendíamos términos mineros, los
bolardos, pozo de ventilación, espejo de falla, las crisocolas
chorreaban por las paredes…. Hasta explicó como se forman los terremotos
y nos habló de Nepal. Llegamos al final de la galería y nos condujo a la
izquierda a la sala de la crisocola. Preciosa bóveda cubierta del
mineral en unas tonalidades azules y verdes, donde algunos se quedaron
picando, Otros recorríamos la galería y las dos pequeñas transversales.
Todos cogimos mineral. Sobre la una y media fuimos saliendo, a los más
pequeños se les abría el apetito. En la bocamina se divirtieron abriendo
un canal de desagüe. Ya todos juntos entonamos un Hurra por Carolina y
nos hicimos un buen montón de fotos de recuerdo, una experiencia
inolvidable para los más pequeños.
Carolina, todavía nos reservaba una última sorpresa y pidió que nos
reuniéramos en los coches, con gran expectación pronto estábamos
reunidos otra vez. Era la entrega de Diplomas. Fue nombrando y
entregando su diploma a todos los jóvenes y sonrientes mineros. Todos
estábamos encantados con la actividad realizada, con los conocimientos
que habíamos aprendido y con Carolina y sus ayudantes. Algunos se
quedaron a comer por la zona para visitar el punto geodésico que nos
había recomendado, desde el que se divisan las tres provincias, Madrid,
Segovia y Ávila con vistas impresionantes y una rosa de los vientos.
Muchas gracias por esta experiencia Carolina y hasta pronto.