23 y 24 Junio 2012

Explotaciones de Arcilla. Macisvenda. Murcia y sierra de Albatera en Alicante

Para algunos, posiblemente para muchos, socios y simpatizantes del GMM, el nombre de Macisvenda, localidad de la provincia de Murcia, no sea un lugar del que tengan información o les evoque referencia alguna por su interés mineralógico. Nuestros compañeros/as del Grupo Mineralógico de Alicante, asociación con la que, recordamos de nuevo, el Grupo Mineralogista de Madrid está hermanada, no coincidiría en este punto. Ahora ya, finalizada la salida, esta circunstancia, puedo asegurarlo, no se produciría, desde luego, con los socios/as del GMM que han pasado el fin de semana de la festividad de San Juan oteando, pateando y picando por las tierras y barrancos de Macisvenda y los de la población colindante de Hondón de Los Frailes, ya en la provincia de Alicante.
En principio, todos los elementos climatológicos jugaban en nuestra contra: comienzo del solsticio de verano y fin de semana (22, 23 y 24 de junio) con anuncio de temperaturas muy elevadas. Sin embargo, ello no fue óbice para llevar adelante nuestro firme propósito de visitar alguna cantera en zona tan singularmente árida donde encontrar una sombra resultaba ser toda una hazaña y, por supuesto, recoger muestras y piezas que, gracias a nuestro empeño y determinación, asombrasen a propios y extraños.
Nos encontramos en el lugar concertado en Hondón de los Frailes, en la tarde-noche del viernes 22 de junio donde pernoctamos. Como casi siempre suele ocurrir la atmósfera creada era de sincera fraternidad y concordia. Dilatamos el prólogo de la cena tanto como pudimos para que una familia pudiera unirse al conclave y, por fin, una vez son todos los que están y están todos los que son, se fueron disponiendo algunas viandas a base de mucha verdura y hortaliza. Frisaban las cero horas del día 23 cuando, sin más verborrea, y de forma cansina, cada mochuelo se dirigió a su respectivo olivo.
No tiene el término municipal de Macisvenda grandes relieves rocosos pero sí barrancos y simas en terrenos muy áridos. Se trata de un suelo de depósitos del período mioceno, que poseen margas y arcillas con gran acumulación de carbonato cálcico y materiales aluviales que, según las fuentes geológicas consultadas, se acumularon tras el plioceno y el cuaternario por las tierras colindantes.
Dimos la bienvenida a otros miembros del GMM y del GMA que llegaron al punto de encuentro de la mañana y, a la hora prevista, la expedición partía hacia la cantera y zona de barrancos y arcillas. Tras unos breves comentarios e indicaciones sobre el material, la zona y la seguridad, algunos sobradamente conocidos, pero no por ello menos necesarios de recordar y reiterar, ora por aquí, ora por allá, unos se dispersaron hacia el nivel inferior y otros, la mayoría, optaron por los niveles superiores de la cantera donde establecer sus reales y fijar sus dominios y cuadriculas mineras.
De forma espontánea y natural el grupo se fue descomponiendo en cuadrillas bien asentadas y organizadas. Esa diosa romana de la suerte, Fortuna, se apiado de nosotros ante el horno de calor que desprendía Apolo, y todos, absolutamente todos los miembros de la expedición, sin excepción, fueron obsequiados con estupendos y magníficos cristales de yesos de variada morfología, tamaño y transparencia.
Un universo de cristales puros y con impurezas, tabulares, alargados o bien en masas compactas, se presentaban ante nosotros como recompensa después de dos o tres horas de intenso trabajo. Todos recogimos los frutos y, exhaustos, pero henchidos con tanta belleza cristalina fuimos cargando las mochilas de piezas y muestras de una buena factura, incluso algunas de verdadera colección.
Hacía las 13.30 horas todo el conjunto de picadores habían abandonado la cantera y minutos después nos reuníamos en el Fogón del Fraile para rehidratarnos y departir sobre los logros obtenidos y recrearnos, con deleite y satisfacción, por la generosidad de la tierra con esta peña de buscadores mineros.
El disfrute del almuerzo con la animada y extendida charla de sobremesa, dio paso a un frugal, pero eficaz, reposo que revivió más de un cuerpo algo desmadejado.
Nuevos hallazgos nos aguardaban. En una cercana explotación a cielo abierto, donde se aprovecha un afloramiento plutónico de rocas volcánicas alcalinas, se encuentran también otras rocas que acompañan al Plutón como calizas, dolomitas y yesos. Es aquí, en las fracturas verticales de estas rocas donde pueden encontrarse algunas riquezas minerales.
Tras la primera toma de contacto, pronto aparecieron algunas muestras de clinozoisita (conocida también como pistacita), asociada a cuarzo de color verde-amarillento a un intenso verde, en bellos tapices de cristales de un tamaño aproximado de unos 3-4 mm. Algunos pudieron conseguir alguna pequeña placa con un hermoso tapiz de cuarzos hialinos con un tamaño apreciable a simple vista como puede apreciarse en algunas de las fotografías que ilustran la crónica.
Los rostros se iluminaban con las hermosas muestras de clinozoisita y, por qué será, nadie parecía darse cuenta de la temperatura (+ 30º). Repentinamente, alguno/a preguntaba que era esa pieza algo rosada y habían encontrado apatito, así como numerosas muestras de cristalizaciones de calcopirita, yesos con pequeñas inclusiones de clinozoisita, y minúsculos cristales de calcita acompañando al cuarzo en plaquitas de clinozoisita.
Para completar la variedad, recogimos un par de piezas de lo que parecen ser cristales de granate oscuros muy brillantes presentados en forma escalonada. Además, se aprecia una intensidad de color distinta según se trate de la parte interior o exterior debido, según parece, a un crecimiento del mineral en procesos o fases distintas. Un par de milimétricas muestras de crisocola junto a clinozoisita venían a poner el broche a la jornada.
Mientras el sol estaba ocultándose, recogimos nuestros pertrechos y encantados regresamos al Fogón del Hondón. Unas apetecibles vituallas de jamón y queso frito de cabra nos alegraron el resto de la noche. Con entusiasmo, entre bocado y bocado, íbamos regocijándonos de las muestras obtenidas, mientras nos solazábamos con las fruslerías, pequeñeces e incidencias de la jornada. Tan sólo 7 horas después, ya con plena luz, volveríamos a citarnos para una nueva jornada en el mismo lugar. Considero que, ciertamente, la jornada ha respondido, con creces, las expectativas puestas en ella.
Hacia las 10.00 horas y con la temperatura “in crescendo”, un grupo tomó posesión de un pequeño afloramiento de cuarzos azules que, ciertamente, resultan raros de encontrar y, a veces, fáciles de confundir con cristales de calcedonia. En esa zona el cuarzo azul, milimétrico, se presenta sobre superficie de rocas dolomíticas. Junto al cuarzo es relativamente frecuente y común encontrar otro mineral del extenso grupo de los silicatos: la aerinita. De color azul, su nombre que proviene del griego aerinos, alude al color cielo.
Un nuevo socio, Luis, se ha incorporado a la cuadrilla, llegado desde Madrid a las 8.30 horas. Como escoltas y protectores de nuestra damisela Julita, la acompañamos descendiendo barranco abajo hasta llegar al lugar idóneo en el que ella se aposenta para dirigir las actividades de Santiago.
Al tiempo, el pequeño-gran Marco y los que por allí revoloteamos hacemos entrega a Franck, padre del jabato Marco, de una serie de presentes en forma de roca para que se dedique a partir y ver si encuentra algunos cristales azules de cuarzo. Se encuentra en el nivel superior del que hemos descendido porque una intervención muscular de la que todavía no está del todo repuesto ha dicho que “hasta aquí hemos llegado por hoy”.
Una pequeña porción del grupo general se desgaja para dirigirse a través de intrincados barrancos, subiendo y bajando, hacia un pequeño criadero de pistomesitas. Se trata de un mineral de carbonato de hierro y magnesio caracterizado por su color pardo amarillento oscuro y brillo vítreo. Aunque se desprenden con gran facilidad de su matriz, después de poco más de una hora, regresamos con un buen botín de piezas que son presentadas a modo de top-manta de mercadillo para que todos/as recojan las piezas que les gusten.
Y hasta aquí hemos llegado. La excursión del fin de semana del GMM toca su fin celebrándolo, a mayor gloria, con unos sabrosos tentempiés y unos brindis que nos echamos al gaznate en el porche del Fogón del Hondón (ya casi somos de la familia). Para quien estas líneas escribe, como responsable de la salida, dejar constancia y agradecer a todos los participantes su contribución al éxito de la misma Mi lema es “Festina lente” (Correr Despacio). Creo que nuestro itinerario, organización, tiempos y circunstancias han respondido al mismo porque “Age quod agis” (lo que haces, hazlo bien).
J. Alfredo Gómez Pascual