22 Junio 2012

Cabezo Negro. Zeneta. Murcia

Ya decía don Gaspar Melchor de Jovellanos que sólo falta el tiempo a quien no sabe aprovecharlo. Desde luego, hay ocasiones en que el tiempo parece elástico y da para todo. Y en esta ocasión dos horas han sido como toda una jornada. Tan sólo disponemos de un par de horas para acercarnos al Cabezo Negro de Zeneta o Volcán de Zeneta.
Se trata de de uno de los casi 150 lugares catalogados de Interés Geológico de relevancia internacional de España, incluido en el Inventario Mundial de Lugares de Interés Geológico de la UNESCO (proyecto GEOSITE), por la rareza de sus rocas volcánicas -ultra-potásicas-.
Esta área protegida de un cono volcánico se encuentra en la pedanía de la región de Murcia que le da su nombre (Zeneta), muy cerca de la provincia de Alicante. Se trata de una zona volcánica abrasada por el sol murciano que presenta un elevado y variado interés en diferentes vertientes: mineralógica, geológica y petrológico.
Lo primero que a cualquier paseante, senderista, viajero o curioso llamará la atención, son los cerros de grava que saltan a la vista inmediatamente. Son producto de la extracción que, según parece, se llevo a cabo de manera ilegal para la construcción de la autovía Santomera-San Javier.
Siguiendo el camino que lleva hasta la cumbre del cabezo vamos encontrando mineralizaciones de calcedonia verde que recubren las rocas ultra-potásicas (lamproitas) del cabezo negro de Zeneta, siendo también relativamente frecuente encontrar calcedonia recubriendo piroclastos de lamproitas. Las lamproitas son rocas ígneas ricas en potasio y magnesio, formadas cuando el magma se enfría y se solidifica.
Descubrimos y recogemos diversas muestras de calcedonia que se muestran en las fotografías que ilustran esta breve crónica, junto con algunas piezas de ópalos verdes, amarillo con tonalidades pardo-verdosas y azules, uno de ellos de una bonita factura por su tamaño y morfología.
Otra mineralización de gran belleza que encontramos junto al camino de ascenso a la cima del cabezo resulta casi inconfundible por su aspecto, color, forma, hábito, etcétera. Se trata de la pirolusita en hábito dendrítico. Un dióxido de manganeso, de raya negro azulada, que puede presentarse, entre otras, en forma fibrosa, terrosa y dendrítica. La encontramos en forma dendrítica, entre las rocas encajantes de los diferentes afloramientos del volcán, apareciendo, probablemente, como el resultado de minerales que contienen manganeso, rellenando fracturas litológicas por todas las paredes y frentes del cabezo, algunas de una extraordinaria belleza y calidad en sus formas arbóreas.
Regresamos volviendo sobre nuestros pasos y te das cuenta de que la belleza puede estar en el paisaje, y en la generosidad de las formaciones que la tierra nos presenta, pero también hay otra parte de la belleza, complementaria de aquella, que se encuentra en la persona que mira, recoge el fruto y se deleita con su contemplación.
J. Alfredo Gómez Pascual